Bienvenidx a Esfuerzo Efectivo, una newsletter mensual sobre hábitos, organización, inteligencia emocional, autoconocimiento y aprendizaje continuo.
Esta es la segunda parte de la edición de “El hombre en busca de sentido”, de Viktor Frankl. Si no has leído la primera, te recomiendo que comiences aquí.
Lo que la vida espera de nosotros
En última instancia, el hombre no debería cuestionarse sobre el sentido de la vida, sino comprender que es a él a quien la vida interroga. En otras palabras, la vida pregunta por el hombre, cuestiona al hombre, y este contesta de una única manera: respondiendo de su propia vida y con su propia vida. Solo con la responsabilidad personal se puede contestar a la vida.
Cuando oímos la palabra “propósito” nos lanzamos a la grandilocuencia como si nos diera miedo quedarnos cortos, y en lugar de encontrar el sentido de la vida, lo que encontramos es un eslogan corporativo: Acabar con las enfermedades, salvar a los delfines, hacer feliz a todo el mundo, etc.
Para Viktor Frankl el sentido de la vida es algo más terrenal y menos conceptual. No puede definirse desde la teoría, sino que debe identificarse con la práctica; es decir, debemos reconocer en aquello que hoy nos rodea lo que verdaderamente da un propósito a nuestra vida. Nos dice que no importa lo que esperamos de la vida, sino que importa lo que la vida espera de nosotros. Este cambio de dirección es relevante porque nos lleva a la conclusión del libro: Estar atentos a lo que la vida pregunta para responder correctamente.
Hablando en términos filosóficos podríamos decir que se trata de una especie de giro copernicano: tenemos que dejar de preguntar por el sentido de la vida y en su lugar percatarnos de que es la vida la que nos plantea preguntas, cada día y a cada hora. Preguntas a las que no hemos de responder con reflexiones o palabras, sino con el valor de una conducta recta y adecuada. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la vida plantea, cumpliendo la obligación que nos asigna.
Lo que la vida pregunta no es ambiguo, no puedes contestar con una frase de Mr. Wonderful, tampoco lo puedes evadir como un político, ni resolverlo reflexionando detrás del escritorio, sino que debes responder con una acción.
Es una tarea encomendada, real y concreta, que no tiene nada esotérico ni espiritual, y eso es justamente lo que hace tan práctica la teoría del autor.
Esas obligaciones y tareas, y en consecuencia el sentido de la vida, difieren en cada hombre, en un momento u otro, de manera que resulta imposible concebir el sentido de la vida en términos abstractos. Nunca se podrá responder a la pregunta sobre el sentido de la vida con afirmaciones absolutas. «Vida» no significa algo vago, sino real y concreto, del mismo modo que las tareas que nos impone son muy reales y concretas. Ellas conforman el destino de cada hombre, que es distinto y único para cada cual.
Responder a la pregunta
Según el autor, la vida no pregunta lo mismo dos veces, ni espera lo mismo de cada persona. Esto hace que cada situación sea única e irrepetible, y que solo tú puedas decidir si actúas en consecuencia y te responsabilizas o no.
Es una pregunta a medida para cada individuo y situación, que requiere una acción específica. Esta acción, por otro lado, suele incentivarnos a afrontar un reto, que puede consistir en crear nuestro destino, en aprovechar una oportunidad o en aceptar una realidad.
Un hombre no puede compararse con otro hombre, ni un destino con otro destino. Ninguna situación se repite, cada situación reclama una respuesta diferente. Una situación puede exigir al hombre que construya su propio destino con determinado tipo de acciones, que aproveche la oportunidad y lo trace simplemente contemplándolo y vivenciándolo. O también puede ser que se le pida sencillamente aceptar su destino, cargar con su cruz. Cada situación es única e irrepetible, y para cada una existe una única respuesta adecuada.
Para Viktor Frankl, convertir su estancia en el campo de concentración en un estudio del comportamiento humano y desarrollar su obra (este libro) en base a esa experiencia, fue lo que le dio un propósito para seguir luchando.
Otro ejemplo es el de un hombre que, estando en una fase terminal, encuentra el sentido de la vida a morir con dignidad. El reto del que decide responsabilizarse es aceptar la realidad y afrontar lo inevitable con coraje.
En una ocasión leí la carta de un joven enfermo a un amigo; en ella le comunicaba que no le quedaba mucho tiempo de vida, que ni siquiera una intervención quirúrgica podría ya salvarlo. Continuaba recordando una película que había visto en la que el protagonista encaraba la muerte con dignidad y coraje. En ese entonces pensaba en el privilegio que suponía enfrentarse a la muerte con esa dignidad, y ahora —escribía— el destino le brindaba una oportunidad semejante.
El sufrimiento y el sentido de la vida
Según el autor, el sufrimiento puede ser una manera de formular esa pregunta, y responder a ese padecimiento de la forma correcta puede ser tu propósito.
Uno de los postulados de la logoterapia mantiene que la preocupación primordial del hombre no es gozar del placer, o evitar el dolor, sino encontrar un sentido a la vida. Y en esas condiciones el hombre está dispuesto a aceptar el sufrimiento, si el sufrimiento tiene sentido.
Por ejemplo, conservar la generosidad a pesar de estar sufriendo puede dotar la vida de sentido, incluso cuando, sufriendo o sin sufrir, el impacto de una buena obra sea el mismo en los demás.
La actitud con la que un hombre acepta su destino y el sufrimiento que este conlleva, la forma en que carga con su cruz, comporta la singular coyuntura —incluso en circunstancias muy adversas— de dotar de sentido profundo a su vida. Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad o, arrastrado en la amarga lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y actuar como un animal, como sucede con los prisioneros de los campos. En esa decisión reside la oportunidad de atesorar o despreciar los valores morales que su dolorosa situación y su duro destino le brindan para su enriquecimiento interior. Y eso determina si será o no digno de sus sufrimientos.
El sufrimiento es parte de la vida. Querer evitarlo de forma reactiva es natural, pero no es el fin último, como tampoco lo es perseguir el placer. En realidad ambos son una parte esencial de la vida. Como dice Viktor Frankl, sin ellos, la existencia quedaría incompleta. Lógicamente, esto no quiere decir que debamos aceptar cualquier tipo de sufrimiento o que lo busquemos activamente. Es diferente sufrir con un propósito que sufrir porque sí.
De manera que todos los aspectos de la vida son significativos; también el sufrimiento. Si hay un sentido en la vida, entonces debe haber un sentido en el sufrimiento. La experiencia indica que el sufrimiento es parte sustancial de la vida, como el destino y la muerte. Sin ellos, la existencia quedaría incompleta.
Más allá de uno mismo
Finalmente, el autor nos dice que no debemos buscar el sentido de la vida en nuestro interior, sino en el mundo que nos rodea. Nos anima a mirar más allá de uno mismo, a crear vínculos con personas, responsabilizarnos de problemas, defender valores, y explorar nuestra creatividad.
Al declarar que el hombre es responsable y capaz de descubrir el sentido concreto de su existencia, quiero destacar que el sentido de la vida debe buscarse en el mundo, no dentro del ser humano o de la psique, como si fuera un sistema cerrado. Por idéntica razón, la verdadera meta de la existencia humana no se cifra en la autorrealización. La autorrealización, por sí misma, no puede ser una meta. El mundo no debe considerarse como expresión de uno mismo, ni como mero instrumento, ni un medio para la autorrealización.
Cuanto más nos olvidamos de nosotros mismos y más nos entregamos a una causa o una persona, más fácil es que nuestra vida cobre un sentido. Por el contrario, cuanto más intentamos interiorizar y buscar el propósito de forma racional, más nos cuesta encontrar un sentido a nada.
Ser hombre implica dirigirse hacia algo o alguien distinto de uno mismo, bien sea para realizar un valor, bien para alcanzar un sentido o para encontrar a otro ser humano. Cuanto más se olvida uno de sí mismo —al entregarse a una causa o a la persona amada —, más humano se vuelve y más perfecciona sus capacidades. Por el contrario, cuanto más se empeña el hombre en conseguir la autorrealización, más se le escapa, pues la verdadera autorrealización es el efecto profundo del cumplimiento del sentido de la vida. En otras palabras, la autorrealización no se logra como un fin, sino que es el legítimo fruto de la trascendencia.
La conclusión es que, para Viktor Frankl, el sentido de la vida no es algo abstracto y reflexivo, no tiene que sonar bien cuando lo dices en voz alta, ni necesita ser grandilocuente y compartido por todos, al contrario, es una acción concreta que responde a una pregunta que la vida nos hace. Esta acción te invita a entablar una lucha que solo tú, en tu situación actual, comprendes, y solo tú puedes decidir si te responsabilizas de ella o no.
Genial el artículo, Alex! Y un gran libro, muy inspirador. Concuerdo totalmente en que la vida nos interroga constantemente, y lo ideal sería poder responder siempre desde nuestro centro, con consciencia y demostrando nuestros valores. El trabajo está en que no se nos lleven las partes de nosotros menos sabias, digamos. Las reactivas, egoístas, temerosas, tacañas, preocupadas con la propia seguridad. Y creo que para poder hacer eso necesitamos tener una relación muy estrecha con esas partes, conocer sus motivos (generalmente ayudarnos a sobrevivir, aunque la manera de hacerlo pueda resultar destructiva) y poner límites en nuestro interior. Tener consciencia, vaya, porque si no vamos en automático y la respuesta que vamos a dar a la vida va a ser la misma de siempre. Un abrazo! M. 💜
Genial análisis de esta obra, me ha encantado leerte tanto como el libro, puntuar ciertos aspectos que podemos no dar la importancia que tienen tu artículo me ha hecho digerir con pausa algunas ideas que me sirven de mucho para el transitar de la vida. Gracias por tu tiempo y tu ayuda. Mucho sentido🙌✌️