Esfuerzo Efectivo es una newsletter mensual sobre hábitos, organización, inteligencia emocional, autoconocimiento y aprendizaje continuo.
La fiebre de año nuevo nos incita a la extravagancia y la ambición desmedida. Una vez superada esta etapa, nos encontramos con objetivos absurdos fruto de una vaga promesa que hicimos borrachos entre turrones y cava.
En febrero ya hemos tenido tiempo para intentarlo y fracasar…
Curiosamente, ahora es el mejor momento para proponernos tranquilamente unos nuevos objetivos más asequibles y razonables.
En la edición de hoy comparto un plan completo pero sencillo para planificar y ejecutar de forma organizada las metas de este año.

Pensar tus objetivos desde cero
La primera pregunta que abordaremos es ¿Qué hacer cuando tienes tantos pensamientos que no eres capaz de identificar tus objetivos?
Una de las consecuencias de elegir los objetivos cuando aún no hemos aclarado nuestras ideas es que perderán su importancia al cabo de poco, de modo que los repensamos una y otra vez hasta encontrar unos más adecuados.
Para ahorrarnos estos pasos merece la pena invertir un poco más de tiempo en ordenar nuestras ideas al principio. Hay varias herramientas que nos pueden servir. Por ejemplo, en esta edición anterior propuse escribir una carta a nuestros hijos.
Pero hoy hablaremos de una técnica que es especialmente útil para las personas más visuales o conceptuales: El mapa mental.
Un mapa mental es una herramienta visual que te permite organizar tus ideas de una manera creativa y efectiva. Es como un diagrama que parte de una idea central y se ramifica en conceptos relacionados, creando una especie de mapa de tu pensamiento.
¿Cómo se crea un mapa mental?
Elige un tema central: Elige el tema sobre el que sientes que necesitas ordenar las ideas. Este será el punto de partida de tu mapa mental. Colócalo en el centro de una hoja. Puede ser algo tan abstracto como “Objetivos de este año” o algo tan concreto como “Trabajo”.
Ramifica las ideas: A partir del tema central, dibuja líneas que conecten con las ideas principales relacionadas. Tú decides cuáles son las ideas principales, no hay una forma correcta e incorrecta de dividirlas. Represéntalas de la misma forma que se ordenan en tu cabeza.
Agrega detalles: Cada rama puede subdividirse en detalles, subtemas o palabras clave.
Dejo un ejemplo del mío (no importa el orden ni los colores):
Ordenar los objetivos
Una vez hayamos aclarado nuestras ideas, debemos estructurar nuestros objetivos. Personalmente, la forma que me parece más útil y sencilla es hacer una tabla y dividir las columnas en:
Compromisos a largo plazo: Podemos preguntarnos ¿con qué estoy verdaderamente comprometido en mi vida? Un compromiso es más importante que un objetivo porque integra un propósito sostenible en el largo plazo que limita tu libertad. Si, por ejemplo, te comprometes a cuidar tu salud, no puedes comer mal ni hoy ni dentro de diez años. Un objetivo, en cambio, puede ir cambiando; por ejemplo, adelgazar o comer bien son objetivos, puedes querer adelgazar puntualmente.
Objetivos a largo plazo: Estos objetivos son las acciones y hábitos que debemos adoptar a largo plazo para conseguir los compromisos. Como decíamos antes, comer bien podría ser un objetivo dentro del compromiso de tener una buena salud.
Objetivos a corto plazo: Estos objetivos son los sistemas que este año te van a ayudar a materializar los objetivos a largo plazo en resultados. Siguiendo con el ejemplo anterior, si el objetivo a largo plazo es comer bien, el objetivo a corto plazo podría ser: no tener ultraprocesados en casa, ya que es un sistema que te permitirá llegar a tu objetivo.
Nuevas ideas: Aquí escribirás cualquier idea que puede ayudarte a cumplir los objetivos a largo plazo, pero aún no forma parte de tus objetivos a corto plazo, ya sea porque no tienes los recursos o condiciones necesarias para llevarla a cabo, o simplemente porque aún no las has reflexionado suficiente para decidir si merece la pena. Lo que vas a hacer más adelante es analizarlas.
Hábitos a mantener: En esta sección pondrás los logros o hábitos que ya conseguiste en el pasado y quieres mantener. Pon solamente aquellos logros que te requieran tiempo hoy. Por ejemplo, si el año pasado conseguiste aprobar un examen, no hace falta que lo añadas porque este año no te va a requerir tiempo mantener ese logro, pero si comenzaste un nuevo hábito que esperas continuar este año sí.
¿Qué hacer con esta tabla?
Objetivos a corto plazo
Desgrana los objetivos a corto plazo en acciones concretas.
Describe concretamente qué vas a hacer y cuándo.
Una forma de estructurarlo es con la tabla de abajo. En ella puedes hacer un seguimiento del progreso de forma mensual.
Nuevas ideas
Dentro de las nuevas ideas tendrás dos tipos: Proyectos complejos (por ejemplo, hacer un curso de alemán) y proyectos rápidos.
Los proyectos complejos necesitan más preparación, no podemos activarlos rápidamente. Simplemente, los consideramos para el año siguiente o como reemplazo en el caso de que se caiga un proyecto importante este año.
Los proyectos rápidos se podrían lanzar en una semana si se cumplieran ciertas condiciones.
Para organizarlos podemos usar la tabla de abajo:
En la segunda columna escribimos las condiciones que deben cumplirse para comenzar a trabajar en este proyecto. No haremos nada hasta que no se cumplan (ya que sería perder el tiempo), pero cuando se cumplan debemos activarlo en una semana.
Para hacerlo, escribimos en la tercera columna cuáles son todos los pasos que debemos hacer para lanzar el proyecto. De modo que, si se cumple la condición, simplemente necesitemos ejecutar en una semana las tareas que hemos escrito en esa última fila.
Hábitos a mantener
Esta columna nos servirá para ver los hábitos que logramos en años anteriores y queremos mantener.
Por un lado, nos ayudan a ver lo que hemos logrado en el pasado, y por otro, a ser conscientes del esfuerzo que debemos hacer este año para no perder lo que ya hemos conseguido.
De modo que cuando estés eligiendo los nuevos objetivos para este año, mira esta columna para ser consciente de cuánto tiempo tienes que dedicar a los hábitos actuales y cuánto tiempo tienes realmente para los nuevos.
Resumen:
Si no tienes las ideas claras, comienza haciendo un mapa mental para ordenar tu cabeza. Este esfuerzo inicial es esencial para que más adelante te sientas cómodo con tus objetivos.
En una tabla escribe en columnas: Compromisos (largo plazo), Objetivos a largo plazo, Objetivos a corto plazo, nuevas ideas y hábitos a mantener.
Divide los objetivos a corto plazo en acciones concretas y calendarízalas.
Escribe la condición que debe cumplirse para que pongas en marcha las nuevas ideas (solamente las que puedan llevarse a cabo en una semana).
Cuando decidas tus objetivos a corto plazo, sé consciente de los hábitos que quieres mantener y del tiempo que requieren.
Ahora es tu turno. ¿Tienes claros tus objetivos?