Bienvenidx a Esfuerzo Efectivo, una newsletter mensual sobre hábitos, organización, inteligencia emocional, autoconocimiento y aprendizaje continuo.
El objetivo de este primer ejercicio es diseñar un plan de aprendizaje que nos permita abarcar todas las temáticas de las que necesitamos formarnos sin tener que hacer grandes sacrificios de tiempo en nuestra vida personal ni cambiar radicalmente nuestra rutina actual (dos factores que a menudo auguran el fracaso de un hábito a largo plazo). En otras palabras, se trata de crear un plan de aprendizaje para “no estudiantes”.
Aunque este ejercicio pueda parecer algo extenso, a la larga permite ahorrar tiempo y asegurar que tenemos una formación constantemente actualizada sin dedicarle mucho tiempo. Personalmente, puedo decir que el esfuerzo ha merecido la pena, el resultado de este plan son 6,5 horas de aprendizaje semanal de los temas que más me interesan, sin tener que hacer ningún cambio en la rutina actual.
Para diseñar este plan de aprendizaje, lo que he hecho es responder a 4 preguntas:
¿Qué necesito aprender?
¿Cómo decidir cuando quieres aprenderlo todo?
Primero tenemos que identificar las temáticas que nos interesa aprender. Si, como yo, tu problema es elegir entre demasiadas cosas, te dejo un ejercicio que te puede ayudar. Consiste en crear una matriz de decisión: en el eje de las Y defines de menos a más el impacto que esta temática suponer para tu carrera y en el de las X de menos a más el interés a nivel personal.
Analizar la matriz: El cuadrante más importante será el que marca el mayor impacto en la carrera y el mayor interés. Sin embargo, quizás merece la pena revisar las temáticas que caen en los extremos de cada eje. De este modo, puedes evaluar si algo que te genera poco interés pero es muy impactante para tu carrera puedes aprenderlo con poco esfuerzo. O si algo que no tiene impacto en la carrera te interesa lo suficiente para querer aprenderlo.
¿Cómo decidir en base a tus oportunidades?
Para acabar de decidir, también es interesante hacerse dos preguntas:
¿Cuál es tu círculo de competencia? Este término creado por Warren Buffet hace referencia a aquellas áreas de conocimiento que ya tienes más desarrolladas y valoran más en tu sector o empresa de modo que, a menudo, suponen una ventaja competitiva para tí. En este caso, te interesa continuar aprendiendo sobre estos temas.
¿Cual es tu círculo de incompetencia? Este término me lo he inventado yo para hacer referencia a aquellas áreas de conocimiento que aún no tienes pero que, conocerlas mejor, puede abrirte nuevas puertas. En este caso, lo que quieres conseguir no es dominar a la perfección estas competencias, sino invertir el mínimo esfuerzo necesario para que no se interpongan en tu camino. Es decir, lo eficiente es resolver el problema dedicándole el menor tiempo posible, ya que te interesa invertir el máximo tiempo posible en tu círculo de competencia.
En mi caso, después de hacer los ejercicios, me he quedé con tres temas:
Marketing digital
Innovación
Crecimiento personal
¿Cuánto necesito aprender de cada tema?
Esta pregunta es muy útil y pocas veces nos la hacemos, nos permite evitar cometer el error de intentar aprenderlo todo cuando solo necesitamos saber una parte de la materia.
Propongo tres niveles de aprendizaje:
Conceptos básicos: Entender la teoría sin entrar en la práctica. Por ejemplo, en innovación me interesa saber las aplicaciones prácticas de la AI, pero personalmente no necesito conocer los conceptos técnicos.
Noticias: Estar informado de las últimas novedades de ese tema. Por ejemplo, en marketing digital me interesa estar al día de las nuevas tendencias que aparecen y qué nuevas funcionalidades implementan las plataformas de redes sociales.
Conceptos técnicos: Ser capaz de aplicar de forma práctica los conceptos. Por ejemplo, en marketing digital, me interesa saber cómo programar anuncios en redes sociales y mejorar el SEO de una página web, por ello necesito un contenido más técnico.
Personalmente, este es el resultado que he obtenido de esta fase:
¿Dónde lo puedo aprender?
Aquí viene la parte más difícil del autoaprendizaje: encontrar los medios y las fuentes adecuadas. Cuando ibas al colegio o la universidad, tenías un profesor que se encargaba de preparar el temario, asegurar que las fuentes eran fiables y la información de calidad. La gran diferencia entre la universidad y el autoaprendizaje continuo es que, en este último, tú haces de alumno y de profesor. No solamente tienes que dedicar tiempo a estudiar sino que también debes elegir de dónde estudiaras.
Para definir tus fuentes de aprendizaje, haz 3 pasos:
¿Qué medios* usaré para cada nivel de aprendizaje?
¿Qué medios usaré para cada temática?
¿Qué fuentes* elegiré para cada medio?
* La diferencia entre medio y fuente es la siguiente: El medio es el canal o plataforma que usarás para aprender (libros, revistas, Youtube, podcasts, blogs, etc.). La fuente es la persona, institución, documento, etc. dentro del medio que proporciona el contenido (un libro en concreto, un Youtuber específico, un podcast específico, etc.).
Haciendo los tres pasos anteriores obtuve el siguiente resultado:
1. ¿Qué medio usaré para cada nivel de aprendizaje?
El método que me ha resultado más efectivo para seleccionar los medios es preguntarme qué es lo que me ha funcionado hasta ahora. A veces intentamos reinventar la rueda, sin embargo, a estas alturas muchos ya sabemos qué formato y fuente nos funcionan mejor, no solo para aprender sino también para no procrastinar. Si te gusta mirar vídeos de Youtube, no te compres el libro de mil páginas que ya sabes que no vas a abrir ni para leer el índice. En vez de esto, usa el Youtube para encontrar los canales que ofrezcan una información adecuada a tus necesidades, fiable y de calidad.
Newsletters - Conceptos básicos. Artículos largos sobre opinión para informarme en cualquier lugar.
Podcast - Noticias y conceptos básicos. Me permite tratar temas con profundidad y mantenerme informado de novedades aunque no esté mirando la pantalla.
Youtube - Conceptos técnicos y conceptos básicos. Me permite entender de forma más visual y rápida temas complejos.
Twitter - Noticias. Me permite estar informado de las últimas novedades y descubrir nuevos temas que más tarde querré estudiar con profundidad.
Libros - Conceptos básicos y conceptos técnicos. Me permiten profundizar en los temas, especialmente en los conceptos básicos. No me sirven para la actualidad.
2. ¿Qué medios usaré para cada temática?
Sabiendo qué medios usarás para cada nivel de aprendizaje, y qué nivel de aprendizaje necesitas para cada temática, puedes encontrar la respuesta a esta pregunta fácilmente. En mi caso es la siguiente tabla:
Es importante mencionar que al rellenar esta tabla no tienes que pensar que vas a usar todos estos los medios para tu plan de aprendizaje, estás haciendo una primera exploración de cuáles pueden ser una oportunidad. En el siguiente apartado tendrás que priorizar unos pocos en base a cuáles se adecuan mejor a tu horario.
3. ¿Qué fuentes elegiré para cada medio?
A partir de aquí organicé las fuentes que iba a usar en cada medio: Investigué y me suscribí a las newsletters y canales de Youtube que me interesaban (y me dí de baja de los que no me aportaban nada), seguí las cuentas de twitter y creé listas para tenerlas organizadas y encontrar rápidamente lo que me interesa, busqué nuevos podcast que trataran los temas que quería aprender y elegí los libros que quería leer.
Al final, mi plan quedó de la siguiente forma:
Un consejo, que personalmente me ha resultado útil: Cuantas menos opciones, mejor. Si no vas a tener tiempo de mirarlo todo no hace falta suscribirte a todos los emails, podcast, youtubers o seguir a todo el mundo por twitter.
¿Qué tiene de malo no simplificar? Que cuantas más opciones añadas a tu lista de fuentes, más difícil te resultará elegir entre ellas cuando tengas que ponerte a informarte, lo que aumenta la posibilidad de que acabes procrastinando.
Además, a menudo muchas cuentas se solapan repitiendo el mismo contenido. De modo que, si eliges unos pocos medios que cubran el 80% de la información que te interesa eres capaz de optimizar mejor el tiempo que si eliges muchos que cubran el 100%.
¿Cuándo tengo tiempo para aprender?
Hasta aquí todo es muy bonito, pero el papel lo aguanta todo, ahora es cuando llega el momento de la verdad. Nunca tenemos tiempo para nada. ¿Cómo vamos a dedicarle tiempo a todo este plan?
El método que me ha servido a mí es mapear mi día, tal y como está ahora, e identificar cinco momentos en los que actualmente puedo añadir alguna de las fuentes del plan anterior.
De este modo, en lugar de intentar cambiar mi rutina actual para encajar el plan de aprendizaje, lo que he hecho es adaptar el plan a la rutina actual. Esto me ha permitido asegurar que podía mantenerlo a largo plazo sin que supusiera mucho esfuerzo.
Como decía, el resultado de este plan son 6,5 horas de aprendizaje semanal de los temas que más me interesan, sin tener que hacer ningún cambio en la rutina actual.
Tres consejos a tener en cuenta:
No intentar encajar todo el plan en estas cinco situaciones, prioriza solo una o dos fuentes en cada situación. Sé que sabe mal haber encontrado buenas fuentes que no vas a mirar, pero tener esté repertorio te servirá porque, si algún día cambia una de las situaciones, o una de las fuentes actuales de ser útil, puedes recurrir de nuevo al plan para ver qué fuente encaja mejor.
Intenta que entre las cinco situaciones elegidas cubras todas las temáticas, al menos una vez. Es decir, en mi caso debo asegurar que al menos tengo un momento para aprender marketing digital, innovación y crecimiento personal.
Prioriza el medio que se adapte mejor a la situación, no el que te apetece más. Por ejemplo, si los domingos plancho, será más cómodo mirar un vídeo de Youtube que leer un libro. La comodidad es uno de los factores clave para asegurar que mantenemos el hábito a lo largo del tiempo.
Resultado
Mientras escribo esta newsletter llevo 43 días poniendo en práctica este plan y hasta ahora estoy satisfecho con el resultado. No solo porque cumplo con el objetivo de aprender continuamente y estar mejor informado de los temas que me interesan, sino por la facilidad con la que mantengo el hábito sin sentir que me quita demasiado tiempo y sin caer en la tentación de procrastinar.
Existen tres puntos que considero que han sido cruciales cuando pienso en el resultado:
Simplificar al máximo: tanto lo que quieres aprender como las fuentes que eliges. (Mejor dos fuentes que cubran el 80% de la temática y que siempre tengas tiempo de mirar que diez fuentes que cubran el 100% pero que no llegues a revisar por completo)
Priorizar los medios que te gustan por encima de los que “te gustaría”: El concepto de estudiar arrastra el prejuicio (un poco old-school) de que para hacerlo “bien” tienes que leerte ese libro de mil páginas en lugar de mirar vídeos en Youtube. Sin embargo, si no estás dispuesto a sacrificar el tiempo necesario que requiere el libro de mil páginas, ante la alternativa de no hacer nada, es mejor optar por Youtube, los podcast, twitter, etc.
Adaptar el estudio a tu rutina actual: Es importante que los momentos de estudio sean situaciones de tu rutina actual, y que el medio de aprendizaje se adapte bien a ellos (p. ej. escuchar un podcast mientras planchas, leer en el metro, etc.). De nuevo, probablemente haya críticas que nos reprochen que si no estás sentado en una mesa tomando apuntes no estás estudiando de verdad. Sin embargo, cuando tu vida tiene más responsabilidades que el estudio, un punto intermedio como este es mejor que no hacer nada, y más efectivo que dedicarle un tiempo que no tienes a sentarte en esa mesa.
Espero que esta newsletter te haya gustado, y que el ejercicio que he llevado a cabo te haya servido al menos para inspirarte algunas ideas de cómo puedes crear tu propio plan de aprendizaje continuo.
Super-interesante. Adquirir el hábito sin un excesivo ejercicio de auto-disciplina lo hace alcanzable. Seguiré tus pautas!